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andina.pe –
06:42 | Lima, ene. 17.
El programa Juntos del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis) dio a conocer la historia y ejemplo de cinco mujeres emprendedoras que laboran a favor de sus hogares y cuyo ejemplo resulta inspirador para las comunidades de las que forman parte.
Ellas forman parte del mencionado programa de apoyo social, que no solo promueve el acceso a la salud y educación, sino también, busca que sus madres usuarias puedan emprender negocios sostenibles en el tiempo, que les permitan aportar a la economía de su hogar.
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Ana Cecilia Vargas es ceramista del distrito de Quinua, en la provincia de Huamanga, en Ayacucho. Tiene un taller llamado Kallpa (fuerza, en castellano), en el que elabora y vende trabajos de cerámica tradicional, decorativos, artísticos y todo lo que sus clientes le pidan.
«Primero vamos a las canteras a extraer arcilla, luego la secamos tendiéndola en mantas, chancamos, molemos, cernimos y ya se puede hacer el moldeado, amasando a mano la arcilla y dándole forma a lo que queremos crear», comenta mientras muestra sus vasijas, toritos e iglesias hechas de arcilla.
Josefina Quillahuamán es una experta tejedora en telar, que ha hecho de su arte, un emprendimiento que viene creciendo poco a poco en el Cusco, gracias a su empeño, talento y dedicación.
Ella elabora mantas, ponchos y correas; todo a mano, nada a máquina. «De esta manera trabajo para salir adelante, por eso quiero decirles a todas mis compañeras que no se rindan, que busquen oportunidades, cosas que sepan hacer, y trabajen duro por alcanzar sus sueños», expresa.
En Tumbes y Huánuco
Kelly Aquino es una joven de Tumbes que, junto a su esposo, iniciaron un negocio de fabricación de muebles de madera. Ellos fabrican roperos, mesas, cómodas, sillas, estantes y lo que sus clientes les pidan.
«Hace año y medio, junto a mi esposo, decidimos lanzarnos con este negocio. Él había trabajado de joven en una carpintería y yo la verdad no conocía mucho, pero fuimos aprendiendo, capacitándonos y ahora hacemos un gran equipo. Mientras él diseña y le da los acabados, yo corto la madera y lijo», comenta.
Liberita Serrano, en Huánuco, empezó en la venta de productos agrícolas desde cero: primero preparó la tierra en una ladera del caserío de Marcapampa, luego sembró e injertó los plantones. Después los regó, cultivó y abonó.
Con el dinero que recibía de Juntos y que fue ahorrando, logró comprar 100 plantones de palta, 100 de durazno, 250 de tara, 100 de naranja y limón, y los sembró ella misma. Durante el 2024 obtuvo los primeros frutos de su chacra y compró una motocarga usada pero útil, que aprendió a manejar sin que nadie le enseñara.
Todas estas mujeres tienen muchas cosas en común, además de pertenecer al programa Juntos y ser un ejemplo de superación: crecer para poder ofrecerle a sus familias una mejor calidad de vida.
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