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17:28 | Lima, jul. 22.
Por Karina Garay
El proceso independentista del Perú tuvo muchos escenarios claves dentro del país, entre los que se incluye también la ciudad de Lima, último reducto del poderío realista. Conoce las 4 plazas donde autoridades, personajes ilustres, vecinos y curiosos fueron testigos de aquel efervescente 28 de julio de 1821.
La declaratoria de la independencia se dio en diversos lugares del territorio nacional antes de hacerlo en la capital. Entre ellos Huaura, Paracas, Trujillo y Lambayeque, cada uno con sus procesos y personajes cruciales.
Tras haber liberado los territorios de Argentina y Chile, don José de San Martín buscaba coronar dicho propósito en el corazón del Perú, pero necesitaba una demostración de que el camino estaba afianzado. Y esa señal llegó el 15 de julio.
Tras el retiro del virrey La Serna al Cusco, el libertador argentino entró en Lima y convocó a una Junta de Notables dando como resultado el Acta de la Independencia, firmada en aquel entonces por más de 3,000 personas.
«Con el acta, ya todo estaba listo para la proclamación de la independencia. Se mandó a hacer la bandera, la escarapela y los tabladillos para la celebración», detalló Juan José Pacheco, historiador de la Municipalidad de Lima, en entrevista con la Agencia Andina.
Es así como la independencia se proclamó también en la Plaza Mayor de Lima, la plazuela de La Merced, la plaza Italia y finalmente en la plaza de la Inquisición.
Desde un elevado tabladillo, don José de San Martín pronunció las mismas palabras con las que ha pasado a la posteridad: «Desde este momento el Perú es libre e independiente por la voluntad general de los pueblos y por la justicia de su causa que Dios defiende. ¡Viva la patria!, ¡Viva la libertad!, ¡Viva la independencia!
«Había gente de todos los sectores. Los que más celebraron fueron los del pueblo, los que vieron la independencia como una posibilidad de mejorar su situación, los que querían tener la libertad para hacer algunas empresas, comerciantes y negociantes; sobre todo afroperuanos. La independencia era una oportunidad para ascender socialmente, tener un cargo militar, una mejor vida para sus familias», detalló el experto de Prolima.
En esa época, las cosas importantes se comunicaban solo de dos maneras.
A través de un emisario, es decir alguien que leía en las plazas y se le pegaba por eso y vía proclamación, en la que participaba la misma autoridad y hablaba directamente a los presentes.
San Martín hizo lo segundo: visitó las cuatro plazas para declararnos libres de la dominación española.
De diseño y belleza distinta, estos escenarios siguen siendo espacios abiertos para quienes deseen recrear la ruta libertadora de la figura más trascendental de nuestra independencia.
El primer grito en la Plaza Mayor
Fundada el 18 de enero de 1535 por el conquistador Francisco Pizarro, la Plaza Mayor fue durante casi tres siglos la capital virreinal de esta parte de la región.
Su pileta, que data del siglo XVII, es uno de los mayores atractivos de sus 140 metros cuadrados, además de punto de encuentro de diversas generaciones a lo largo de la historia.
Este hermoso espacio de la ciudad está rodeado por edificios de gran importancia como el Palacio de Gobierno, el Palacio Municipal, el Palacio Arzobispal y la Catedral de Lima entre otras edificaciones que en conjunto forman el marco perfecto para una de las plazas más hermosas de América Latina.
A lo largo de los años experimentó diversos cambios a fin de ponerse a tono con las grandes capitales del mundo, siempre destacando por su belleza, simetría y potente iluminación ornamental por las noches, que la ha convertido en un punto de recorrido obligatorio de muchos turistas.
Plaza Italia
Por largo tiempo se le conoció como la Plaza de Santa Ana debido a que era la encargada de enlazar el barrio del mismo nombre, además de ubicarse frente a la iglesia homónima. Su trazado data de mediados del XVI.
Toma el nombre del antiguo Hospital de Santa Ana, fundado en 1550. Es históricamente conocida como la segunda plaza de la ciudad de Lima, después de la Plaza de Armas, porque en ella también se declaró la Independencia del Perú.
Aquí funcionaba la escuela de Medicina de San Fernando, que en 1912 se trasladó al actual local de la Av. Grau.
El alcalde Nicanor Carmona la remodeló a profundidad y la rebautizó como «plaza Italia», dando paso a una etapa floreciente en Barrios Altos. Con el paso de los años, fue perdiendo su belleza, debido a la poca iluminación y presencia de persona de mal vivir.
Felizmente, fue recuperada por otro burgomaestre: Alberto Andrade Carmona, quien decidió darle otros aires y apostó por su embellecimiento.
La rodean: las iglesias de Santa Ana y San José, dos antiguos cines (sin funcionamiento), un museo de la Policía Nacional, la comisaría de San Andrés. A sólo una cuadra, se ubica lo que fue la emblemática casona 'El Buque'.
Plazuela de La Merced
La plazoleta de La Merced se ubica a la altura de la quinta cuadra del Jirón de la Unión, en intersección con el jirón Huancavelica, dentro del damero de Pizarro, en el centro histórico de la ciudad.
Después de proclamar la independencia en la Plaza Mayor y la Plaza Santa Ana, el Libertador Don José de San Martín acudió a esta pequeña plazuela para comunicar que el Perú era libre del dominio español.
En el año 1972, su espacio fue declarado Ambiente Urbano Monumental por el Ministerio de Cultura mediante la Resolución Suprema N°2900, además de bien mueble integrante del Patrimonio Cultural de la Nación por el Ministerio de Cultura mediante la Resolución Viceministerial el 24 de abril del 2018.
Cuenta con una efigie de bronce del presidente Ramón Castilla, obra del escultor David Lozano, así como un pequeño monolito con una placa conmemorativa del presidente Fernando Belaunde.
Está rodeada de dos frontis clásicos de la ciudad, el de la Basílica de La Merced, que muestra su estilo barroco y el del local central del banco Interbank.
Plaza Bolívar
Ubicada frente al Congreso de la República, la ahora conocida como plaza Bolívar, tuvo varios nombres a lo largo del tiempo.
Debido a la presencia de un estanque de agua, de poca profundidad, en el mismo lugar, en sus primeros años se le conoció como la plaza del Estanque.
Los historiadores dan cuenta que el virrey Diego de Zúñiga y Velasco construyó en ella una caja de agua denominada de la Caridad, que surtía agua a los monasterios, conventos, edificios y fuentes públicas de la ciudad.
Luego pasaría a llamarse la plaza de la Caridad o de la Universidad, por la presencia en su entorno de los locales de la iglesia de Santa María de la Caridad (1562) y de la Universidad de San Marcos (1577).
Hacía fines del siglo XVI fue denominada plaza de las tres Virtudes Cardinales y, más comúnmente, plaza de la Inquisición, debido a que frente a ella se ubicaba el Santo Tribunal de la Inquisición.
Durante la gesta emancipadora, empezó a ser conocida como la plaza de la Constitución, en honor al primer Congreso Constituyente del Perú. Un decreto fue promulgado el 6 de julio de 1822 dictaminó que en su centro se levante una columna que sería coronada por una estatua pedestre del Protector del Perú, don José de San Martín. Sin embargo, esto no llegó a realizarse. El 12 de febrero de 1825 se dispuso la colocación de un monumento en honor de Simón Bolívar.
En 1949 la plaza fue sustancialmente transformada al construirse la avenida Abancay. Lamentablemente esa obra implicó la destrucción de numerosos inmuebles coloniales, como, por ejemplo, parte del Convento de San Francisco.
La presencia de la estatua del general Simón Bolívar, libertador de cinco países (Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia) ha hecho habitual que, al conmemorarse sus respectivos aniversarios patrios, los homenajes incluyan la realización de ceremonias en esta plaza.
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